El timing

No sé a vos, pero a mi siempre me emociona pensar en cuántas veces pudimos haber terminado juntos. Me intriga ahondar en la lógica de la vida y el destino, si se quiere, que nos puso en la misma fiesta hace 15 años, solo para darnos esta historia, casi 10 años después. No fueron nuestras versiones menores de edad, ni tu vos de pelo largo, ni mi yo de supermercado, ni tu vos de bici y gimnasio, ni mi yo de vino blanco barato. No nos salvamos de malas relaciones, pero nos abrazamos en el durante, porque no era el momento. Hoy miro en retrospectiva y siempre fuiste un oasis, me das calma, seguridad y alivio. Agradezco que hayamos dado un pasito más solo cuando fue ideal y aceptaría sin pestañear vivirlo todo de nuevo, nuestras malas experiencias, todas nuestras tragedias, con tal de siempre volver a hoy. Por suerte también hay mucho bueno que recordar, gracias por cada cena en Tucumán, por prestarme un oído y por prestarte para mis fotos también, por sacarme sonrisas cuando la vida fue un tormento, por tenerme paciencia, por tenerme respeto. Gracias por compartirme tu casa y hacerme sentir por primera vez que tengo un hogar, gracias por ser mi hogar. Gracias por todos y cada uno de tus días.
Ojalá sean infinitas las pelis, las birras, los asados, las meriendas, las carreras, los partidos, los ataques de besitos y los abrazos super largos, las risas hasta el llanto y los llantos que terminan en risa, las fiestas con la familia que elegimos, las pasiones compartidas y las primeras veces.
Con vos la vida me dio un descanso y me recuerda a diario que entre tanto caos, también puede existir la paz, que quizás no es de hechos, pero es del alma. Por todo eso y mucho más, te deseo una vida llena de todo el gozo que puedas conseguir y de la menor cantidad de luchas posible, en las que igual siempre vas a poder contar conmigo. Que todo lo que anhelas te llegue y seas inmensamente feliz.
Bienvenido a otra vuelta al sol, te amo con cada parte de mi.