28.3.20

Aislamiento

Nadie vino a mi.
Nadie me escribió. Nadie me llamó.
Ya son tantos días y nadie quiere preguntarme cómo estoy. Y eso está bien, supongo, pero se siente como un pozo lleno de nada en el medio del estómago, es como un baile de pensamientos intrusivos con un ritmo opaco que me dice "no hay nadie en realidad", y así lo siento.
Sé que debería poder ver más allá de una situación específica, de un mal día o de los gritos de mi casa, pero hoy es todo más cuesta arriba. Me siento sola y estoy gritando que por favor me abracen. Por favor ayudame.
Solo necesito que a veces me demuestren que me quieren a pesar de no necesitarme. Yo siempre voy a estar acá de todas formas. Siempre estoy, esperando hacer falta para que alguien se acuerde que le importo.

Tal vez me esconda en mi tristeza a ver quién estira la mano primero para ayudarme a salir. Tal vez deje de intentar que alguien me demuestre algo, que tal vez no quiero saber.