9.4.20

La seis

Alguna vez te sentiste con el cinco para el peso? Porque yo no, yo siempre sentí que me falta. Intento ver el lado brillante, me tomo con gracia el ser una buena para nada diciendo que sé hacer todo más o menos bien.
Será por cobardía, por miedo al fracaso, será que me espanta que me juzguen y por eso siempre voy con la frente en alto, pero el perfil bajo, como si mereciera algo pero no lo quisiera. La verdad es que no merezco nada y siempre lo espero. Quizás lo espero por los motivos equivocados, porque por mérito u éxito tengo claro que no me corresponde, pero ni así, ni de error.
Ojo que a veces a alguien se le escapa algo que leo como un tal vez, que se siente como un casi, pero nunca alcanzo. Siempre llego primero, siempre soy la que está esperando para dar la mano, siempre tengo el hombro, el oído y la respuesta, o al menos más o menos la que estás esperando. Aún así no soy primera opción.
No me alcanza con mi príncipe azul si no soy mi propia princesa, más que claro, supongo, que no hablo de castillos y vestidos. Aunque a veces también creo que ni cien nobles me distraerían de la tortura que es compartir mi vida conmigo.
Pelea estúpida que tengo cada día internamente. Me creo que soy perfecta para todos, más me siento una desilución constante. Soy un seis en el último exámen de tu materia favorita para el que estudiaste semanas; no es lo que querés ni por lo que apostas pero si toca, sirve. Esa soy. Ni muy muy, ni tan tan. La que queda en palabras, la que no vale un riesgo. Y aunque te guste el frío soy una noche blanca sin calor ni vino, soy pleno junio sin abrigo.

Puede que sea yo, que me esfuerzo demasiado, queriendo demostrar, porque me había olvidado, que tal vez valgo algo que en realidad no existe, porque no soy más nada que una persona triste.

Qué única. Qué especial.